También se destacaron los aumentos en transporte (4,8%), tras nuevos ajustes autorizados en combustibles, y en equipamiento y mantenimiento del hogar (4,6%).
Mientras tanto, alimentos y bebidas, el rubro de mayor incidencia en el Índice de Precios al Consumidor (IPC) del INDEC, exhibió un alza del 3,8%, superior a la media pero por debajo de la registrada en diciembre y enero. Esta desaceleración estuvo vinculada en gran parte con la merma de las subas en carnes (2,8% vs 7,9% en enero y 15% en diciembre) luego del acuerdo entre el Gobierno y los frigoríficos para recortar el precio en algunos cortes.
Por su parte, la inflación en frutas y verduras también fue menor a la del registro anterior pero siguió encabezando las subas en el rubro (6,7%), con fuertes incrementos en productos como tomate redondo, naranja, lechuga, cebolla y batata.
Paralelamente, se destacó la desaceleración en los precios regulados por el Gobierno explicada, fundamentalmente, por la menor variación en servicios de telecomunicaciones, que en enero habían mostrado un salto del 15%, autorizado por el ENACOM, luego de varios meses de congelamiento luego de que el Poder Ejecutivo los decretara servicios públicos.
Mientras tanto, la inflación núcleo, que no tiene en cuenta ni precios regulados ni ajustes de carácter estacional, fue del 4,1%, una cifra que preocupa ya que se trató de la segunda más alta desde octubre de 2019 (detrás de la de diciembre de 2020). Asimismo, la inflación anual alcanzó el 40,7%, el número más elevado desde agosto del año pasado.
De esta manera, para que se cumpla el 29% que proyectó el Gobierno en el Presupuesto para este año, los precios deberían subir en torno al 1,8% mensual en lo que resta del año.
Desde el Banco Central dijeron a Ámbito que esperan para los próximos meses “que la inflación continúe decreciendo por el desvanecimiento de estos efectos transitorios”, en referencia a subas como las observadas en carnes o en actividades que se fueron reactivando luego del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio.
“La iniciativa del Gobierno Nacional de convocar a sectores empresarios y sindicatos para coordinar expectativas de precios y salarios apunta a lograr menores niveles de inflación en un marco de consistencia entre las políticas fiscal, monetaria y cambiaria y de ingresos”, acotaron.
En este marco, desde la autoridad monetaria también redujeron el ritmo de ajuste del tipo de cambio oficial mayorista, en línea con una pauta de devaluación anual del peso cercana al 25%, lo cual quitaría presiones sobre los precios.
La inflación de febrero se ubicó en línea con lo que esperaba el sector privado. Las más de 40 consultoras y entidades financieras participantes del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) realizado por el Banco Central durante febrero habían estimado una inflación del 3,5% para el mes en cuestión.
Cabe recordar que en los últimos días el INDEC informó que va a actualizar la canasta de consumos con la cual se mide la inflación, a partir de los resultados de la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares (ENGHo) de 2017/2018. Este tipo de ajustes se realizan en todos los países y son lógicos teniendo en cuenta cambios de hábito (respecto de la ENGHo de 2005) como pueden ser, por ejemplo, la incorporación de gastos en nuevos servicios digitales o el menor consumo de carne. No obstante, la construcción del nuevo IPC va a demandar tiempo, por lo cual no se prevé que esté listo para antes del último trimestre del año.
Fuente: Ambito