Como abuso sexual gravemente ultrajante, se caratula la denuncia realizada por una joven de 19 años contra su abuelo de 78 años.
La joven, tía de la niña, en su denuncia relató que el pasado domingo 27 de febrero, como a las 20:30 llegó a su domicilio y le pidió a su pareja que le trajera agua de la cocina, al regresar pasó por la habitación de su cuñada de 21 años, madre de la niña, y al querer abrir la puerta se encontró con que esta estaba cerrada con llave, por lo que se asomó por la ventana y, aunque estaba tapada con cartones, logró ver que el abuelo de su pareja estaba con el pantalón y el calzoncillo bajo hasta la rodilla, y a la sobrina que estaba sin pantalón y sin bombacha recostada en la cama.
Al ver esto, rápidamente corrió a avisarle a su pareja para que esta exija que abran la puerta de la habitación. Una vez que la puerta se abrió la tía agarró a la niña y se la llevó a su dormitorio y allí le preguntó que le había hecho el abuelo. La niña le dijo que la bajó el pantalón y la tocó, señalando sus partes íntimas. El victimario no dijo nada y se retiró a su habitación.
La mujer aportó la información de que su abuelo, junto a su hermana, habían estado bebiendo desde la mañana, por lo que la mujer se encontraba en la habitación durmiendo, borracha, en una cama al lado de donde el deleznable anciano abusaba de la niña de 5 años.
Finalmente, el personal de la seccional 17º de la Quiaca, requirió de la denunciante que le diga si la niña había sido revisada por un médico, a lo que esta respondió que aún no, pero que la niña estaba tranquila con lo que el abuelo le hacía, por lo que sospecha que esta no fue la primera vez.